sábado, 1 de noviembre de 2014

La entrega de los Premios Nobel




Parte de mi proceso de adaptación ha incluido la creación de nuevos hábitos y rituales. Uno de los rituales que tengo ahora es el de ver en vivo y en directo el anuncio de los galardonados con el Premio Nobel. Puesto que soy una humanista, los galardones que más despiertan mi interés son el de literatura y el súper polémico Nobel de la Paz.

Cuando vivía en el DF no tenía tan presente este acontecimiento, simplemente en algún momento del devenir de mi día a día me enteraba de quién o quiénes eran los galardonados. Pero ahora vivo aquí, en la merititita península Escandinava, esa tierra situada muy al norte del planeta y de la que, honestamente, muy pocas veces están al tanto quienes viven más al sur o en otros continentes. 

Durante la semana del anuncio de los Premios Nobel, en cambio, la mirada del mundo se vuelve atenta hacia estas lejanas tierras. La Academia Sueca y el Comité Noruego son la cede del gran evento anual.

Además, la semana de los Premios Nobel suele coincidir con las vacaciones de la papa en Trøndelag, así que puedo darme el lujo que "presenciar" el momento justo en que se anuncia a los galardonados, y eso hago.




Este año fue muy especial. Me conmovió particularmente el anuncio del Nobel de Fisiología y Medicina. No porque dos de los tres galardonados sean noruegos y el vivir en Noruega me haga sentir en cierto modo parte de la celebración. Lo que me conmovió es que son un matrimonio. May-Britt Moser y Edvard Moser forman una pareja comprometida en lo personal y en lo profesional.

Es realmente un evento inusual, pues sólo cuatro parejas han obtenido juntos el galardón. Me llegó al alma, no sólo por su carácter excepcional, ni porque soy una romántica perdida, sino porque no hace mucho que terminé el maravilloso libro La ridícula idea de no volver a verte de Rosa Montero, un libro en torno al diario que Marie Curie escribió a la muerte de Pierre.

En mi opinión, el libro es muy bueno. Cuando leí las críticas, casi todas ellas centradas en el uso que hace Rosa Montero de los "hashtags", empecé el libro con cierto escepticismo, esperaba que en algún momento mi interés decayera o, como se quejaban algunos de los "críticos", los "hashtags" me perdieran, pero no. Considero que Montero amalgamó magistralmente su propia  reflexión sobre la pérdida y su trabajo de investigación sobre la vida de Marie Curie con el diaro de la científica.

La reconstrucción que hace Montero sobre la fascinación de Marie y Pierre ante el descubrimiento del radio, se quedó tan fuertemente aferrada a mi mente que cuando en la televisión noruega ilustraron la noticia del premio con imágenes de Edvard y May-Britt en el laboratorio con sus asépticas cofias, felices, acariciando y besando a los pequeños ratoncitos de su laboratorio; señalando las imágenes en la computadora y diciendo que son "tan hermosas" y que su sonido es increíble y se parece "al maíz reventando en palomitas",no pude dejar de pensar en Marie y Pierre "embrujados, atrapados por el hechizo del fulgor verdiazul" (Montero, p.65)




Amor, amor "everywhere" es lo que yo vi en este primer anuncio de los Premios Nobel, una pareja que se ama, una pareja que ama la ciencia, una pareja que ama su trabajo, a su equipo de trabajo, todo lo que rodea su trabajo. Una pareja que agredece y admira a John O'keefe, también galardonado, el hombre que dio el primer paso en esa área y del que aprendieron tanto. Me pareció que no había "presenciado" mejor premiación en mi vida.

Los siguientes días, se nombraron los premios de física, química, ambos envueltos en cierta polémica mediática, tendría que conocer más sobre los alcances científicos para juzgar, pero por las preguntas que los reporteros hacían a los representantes de la Academia Sueca, me pareció que no les habían impresionado tanto ni la luz azul ni el súper microscopio.


El día del anuncio del Premio Nobel de Literatura, mi favorito, al fin llegó. Hay algo que siempre me hace ruído, entiendo por supuesto que todos desearíamos que el galardonado fuera un autor que conocemos y que reconocemos como excepcional, pero me parece injusto cómo constantemente se descalifica al galardonado por ser poco conocido. Creo que no nos haría mal recordar que este premio busca literatura trascendente, no es un premio ni de ventas ni de popularidad. El galardonado fue el francés Patrick Modiano, a quien no he tenido el placer de leer, pero que sin duda leeré.


Al terminar la semana, llegó el más polémico de todos los premios. El premio que me ha hecho enojarme con el Comité Noruego en incontables ocasiones. Este año, recibieron el premio el hindú Kailas Satyarthy y la pakistaní Malala Yousafzay, a mí me pareció muy merecido. La causa por la que ellos luchan, el derecho a la educación, no sólo me llega profundamente, sino que, como docente, me compete, es mi propia causa. Sin embargo, como ningún premio puede darle gusto a todos, no faltó quien dijera que otorgarle el premio a Malala es confirmar que el Nobel de la Paz se ha convertido en un premio de popularidad y que ella no es una luchadora social, sino una niña con suerte.

El lunes 13 de octubre tocó el turno al Nobel de Economía, ese anuncio ya no lo presencié, pues las vacaciones de la papa no duran para siempre. Sin embargo, les cuanto por si no están enterados que el Premio Nobel de Economía fue otorgado al francés Jean Tirole.

Me quedo sin duda con la imagen de los Moser. Me quedo con su fascinación por su objeto de estudio. Me quedo con su humildad, con su gratitud. Me quedo con la idea, romántica claro, de que el amor fluye en diferentes niveles, que hace sentir su fuerza y su presencia constantemente, hasta en "la fría" ciencia.

Imágenes tomadas de la página de FB: "Nobelprize.org", https://www.facebook.com/Nobelprize.org?fref=ts, 01,11.2014.

Foto de May-Britt y Edvard Moser; Stein Jarle Olsen, TU Bygg,  http://www.tu.no/industri/2014/10/06/ekteparet-moser-far-nobelprisen-i-medisin, 01.11.2014.










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