viernes, 17 de octubre de 2014

Desconectarse

Los noruegos disfrutan muchísimo de la naturaleza, cada una de las estaciones tiene para ellos elementos fascinantes, cambios maravillosos: colores, temperaturas, texturas, experiencias, actividades, sabores, todo cambia de una estación a otra y eso los maravilla. Se deleitan disfrutando de esos pequeños placeres que ofrece el año en su transitar.

En contraste, al menos en mi ciudad, la vida va tan de prisa que cada vez nos damos menos oportunidad de disfrutar esos cambios. Lo que es más, en vez de gozar con la expectación, adelantamos cada vez más los placeres estacionales. No bien acaban las fiestas patrias, empieza la venta de artículos navideños, a este fenómeno mercadológico mayúsculo se le superponen por unas semanas la venta de artículos para día de muertos y halloween.

En fin, volvamos al tema. Para los nouregos, los días libres y las vacaciones son oportunidades invaluables para disfrutar de la familia, los amigos y los placeres propios de cada estación del año. Y entre las cosas que más disfrutan los noruegos están el contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre. Si bien la mayoría planea algún viaje dentro o fuera del país para disfrutar de temperaturas más cálidas, de otras culturas o de nuevas experiencias. La gran mayoría reserva algunos días para ir a las montañas.

A lo largo y ancho de todos los bosques noruegos hay cabañas, zonas de acampar. Muchos noruegos tienen sus propias cabañas, remolques o "camper" (autocaravana) equipadísimos. De todos modos, ir a las montañas, la mayoría de las veces implica: poca o nula energía eléctrica, cero señal de cable o Internet, servicios sanitarios en el exterior, baños de agua fría en ríos o lagos. Es en verdad desconectarse de la rutina y de las exigencias de la vida actual.


Foto tomada del sitio NyBolig.no
Cuando uno va a la montaña, dedica sus días a la pesca, a dar largas caminatas y a la recolección de moras azules (arándanos), arándanos silvestres, moras de pantano y hongos rebozuelos. Uno se sienta a observar la naturaleza por horas. Si el clima lo permite, se prende fuego para cocinar a la parrilla. A la orilla del fuego se habla con la familia mientras se bebe café. Si llueve, se recurre a los juegos de mesa. La lluvia también puede ser una oportunidad para los espacios individuales, algunos leen, otros resuelven crucigramas, otros más tejen.


Días de paz y tranquilidad que no se parecen en nada a lo que en mi imaginario de chica urbana significaba "desconecarse". Para nosotros, habitantes de las junglas de asfalto, significa simplemente ir a un hotel ubicado en un espacio natural, pero que cuente con todos los servicios, si son de lujo mejor. También creemos que la "desconexión" es más genuina si se visitó el SPA, si hubo un masaje de por medio y si se tuvo un primerísimo contacto, quizá único, con el yoga o la meditación.

Yo por supuesto, todavía tengo mucho de "chica de ciudad". Motivo por el cual no hemos dormido en el remolque más de dos noches. Si bien disfruto mucho de caminar en el bosque, nadar en lagos y ríos, ver los paisajes y pescar. Soy una calamidad para caminar en los pantanos, siempre piso donde no debería y me empiezo a hundir, entonces no sé qué hacer con el equipo de pesca, mi vikingo tiene que venir al rescate.


Letrina, "utedo". Foto de tomada del sitio: eikeninfo.no
Por otro lado, el"utedo" no siempre está lo cerca que uno desearía. Por ello tengo la teoría de que el hecho de que la mayoría de ellos estén señalados con un corazón en la puerta, se debe a que, cuando llegas a uno, el corazón que se te había salido durante la búsqueda y la espera, te regresa finalmente al cuerpo. Agradeces haberlo encontrado, pese a que no siempre esté en óptimas condiciones.


Recuerdo que al poco tiempo de que me mudé a Kolvereid, yo estaba fascinada descubriendo este nuevo mundo que me ofrecía experiencias tan diferentes a las que había vivido. Un día, chateaba con una exalumna y le contaba lo tranquila que es la vida aquí, en esta ciudad tan menudita, pero con paisajes de cuento. La chica me preguntó: "¿no te aburres?", mi respuesta fue: "No, no me aburro, la naturaleza siempre está cambiando, es todo un espectáculo". Así lo creo y así lo vivo ahora, pero ¿qué pensaría esta chica si supiera que muchos de los habitantes de esta ciudad minúscula también nos vamos a la montaña por unos días?, quizá me diría "¿desconectarse?, ¿más?"

20 de junio

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